Desarrollo Personal y Profesional
Lic. Cristina de la Vega - Psicoanalista, psicologa, experta en comunicación y relaciones, consultora especialista en inteligencia emocional.
miércoles, 27 de mayo de 2020
Sentimientos, Emociones y emocionalidad ©
martes, 26 de mayo de 2020
LIDERAZGO EN EL ROL DE PADRES ©
Lic. Cristina de la Vega*
Ser padres en el contexto socio-politico-economico actual resulta una tarea compleja, y que al igual que la carrera profesional debe ser pensada y reconfigurada adaptando y re-adaptando acorde a los tiempos que nos tocan. Factor importante a tener en cuenta es que los niños del nuevo milenio demandan un nuevo modelo de relación padre-hijo.
Ser padres es ser líder; ahora bien, ¿Qué tipo de lider?, que tipo de liderazgo puedo ejercer? Sabiendo que liderazgo implica influir en otras personas para el logro de resultados y objetivos comunes. Si bien este es un concepto aplicado al management; en la actualidad y teniendo en consideración que los modelos familiares han cambiado; resulta perfectamente aplicable al rol parental.
Se reconocen tres modelos de liderazgos: lider autoritario; lider desarrollador y el lider de laisse fair (dejar hacer). Ahora, que tipo de liderazgo necesitan nuestros hijos?; claramente un líder desarrollador, que no limite el crecimiento, que conservan la estabilidad y consiguen el equilibrio. Hay una relación de inspiración entre el líder y los seguidores; entre los padres y los hijos; para ello debemos conocer y reconocer las habilidades de los niños; reconocer la posibilidad de colisiones entre los individuos que conforman el grupo familiar; establecer un modelo comunicacional positivo; y tener claro que el objetivo esencial es que el niño sea feliz, sin poner por delante nuestros deseos no satisfechos o nuestra frustraciones de adultos.
El primer paso como líder desarrollador es comprender y aceptar que el niño es un sujeto independiente, que toma sus propias decisiones y que la función de líder parental será brindarle las herramientas y el conocimiento para que esas decisiones sean las adecuadas a los objetivos que el niño se plantee. Guiar no es lo mismo que conducir; los niños del nuevo milenio requieren de un liderazgo motivador, desarrollador; que ofrezca la oportunidad de confrontar desafíos y generar el sentimiento de compromiso a partir de la construcción de un equípo: el equipo familiar, para el logro del objetivo: ser felices, individualmente y grupal.
Un líder parental desarrollador tiene como principal recurso la escucha empática; es decir la comunicación familiar positiva y ello requiere estar disponible siempre y en cualquier lugar; comprendiendo cada etapa del niño, ajustando la comunicación y el modelo comunicacional al momento del niño, su edad e intereses. Hablar o pretender hablar con un adolescente es el mayor desafío de un líder desarrollador. Escuchar empáticamente significa ir a la conversación sin prejuicios; sin calificar con opiniones y creencias personales, aquello que los adolescentes o niños experimentan. También implica descentrarnos, abandonar nuestro narcisismo.
Si el padre o la madre desarrollan un liderazgo autoritario, difícilmente los hijos recurran en busca de ayuda a su problemática. Al igual ocurre con el liderazgo laissez faire donde se deja hacer y se deja pasar; y en ello la señal que enviamos como meta lenguaje es que no estamos interesados, que no estamos comprometidos; que vamos por un modelo erroneamente pensado como “libre”. Cualesquiera de estos dos modelos no suelen ser los más adecuados a la hora de pensar en la educación de un niño.
La relación entre padres e hijos desde la filosofía del compromiso significa que cada uno asuma la responsabilidad de mejorar los procesos de desarrollo y transformación de los hijos. Para ello se requiere de un plán basado en objetivos realistas; dejando de lado las ambiciones y frustraciones que como adultos hemos construido; dejando de lado el hambre de reconocimiento y que en la mayoría de los casos se pretende subsanar a través de los hijos, como si estos fuesen redentores de nuestros resultados no satisfactorios. Los padres y madres que ejercen un liderazgo desarrollador, aceptan la idea de que sus hijos iran a conformar una masa crítica; y así afianzar relaciones recírpocas y que posean una alta valoración del optimismo; buscando aplicar el concepto de ganar-ganar como método para la resolución de conflictos.
Un liderazgo desarrollador buscará guiar al niño para comprender y aplicar la rueda del aprendizaje; como la base para obtener los mejores resultados. Acción-reflexión-conexión-decisión: mas reflexión traerá consigo una mejor conexión para la toma de decisión que llevará a una acción positiva en cualquiera de los campos donde esto se aplique. Será la diferencia entre el éxito y el fracaso del sujeto en un futuro próximo. Por otra parte, la disciplina exitosa, de la cual se habla hoy en los diferentes ámbitos; no trae resultados per sé. El concepto de disciplina viene del latín y significa discípulo; pero también está muy conectada al concepto de dominación; domeñar el espíritu de alguien, transformar su naturaleza humana. La idea de disciplina se plantea hacia afuera, desde quién la ejerce a quien la soporta. Se pretende imponer reglas y normas de comportamiento que no siempre nosotros mismos podemos cumplirlas en nuestro cotidiano. Entonces se produce una contradicción importante entre lo que exijo y lo que hago “cuando no me ven”; ahora bien, puedo pedir o pretender que mi hijo haga algo que yo mismo no puedo hacer?. A veces exigimos a nuestros hijos, por ejemplo, que no nos contesten mal, pero ellos mismo nos ven responder mal a nuestras parejas, a nuestros viejos, a los vecinos; o en una conversación descalificar a personas vinculadas a nosotros.
Ahí es donde se ha comenzado a perder el liderazgo; ahí es donde se ha perdido la autoridad moral y el modelo de liderazgo cambia hacia un líder autoritario o a un lider que deja hacer. Caen nuestras espectativas en relación a los hijos; a los resultados obtenidos y por ende como sociedad hemos perdido una oportunidad enorme de transformarnos en mejores personas, mejores líderes, mejores en aquello que libremente elegimos hacer y que nos brinda la oportunidad de ser sujetos felices.
Lic. Cristina de la Vega, Psicoanalista MN 65887 – Lic. Ciencias de la Comunicación; Especialista en Inteligencia Emocional; Liderazgo y Comunicación.
LA SALUD EMOCIONAL EN TIEMPOS DE CUARENTENA©
sábado, 1 de abril de 2017
LAS AUSENCIA O PRESENCIAS HERMETICAS©
Por tanto la ausencia de ese otro hermético, encriptado o bien introvertido; es sólo desde mi punto de vista y por tanto exigir presencia al ausente es casi como esperar el giro de la flecha. En realidad cuando exijo que el otro comunique su estado de animo o sea reclamo su presencia; estoy en realidad pensando que soy menos amado de lo que amo; menos aceptado de lo que acepto y por tanto mas dependiente emocional.
Lic. Cristina de la Vega - Todos los Derechos Reservados - Prohibida su reproducción total o parcial, protegido por Ley de Propiedad Intelectual.
domingo, 19 de marzo de 2017
Decir no, o malestar emocional
Aprender a decir no -© Todos los derechos reservados – Prohibida su reproducción total o parcial. Buenos Aires, Abril 2016.
[1] Vigotsky Lev – Teoría Socio Histórica
sábado, 18 de marzo de 2017
Comunicación e Inteligencia Emocional©
*Lic. Cristina de la Vega, Coach en Inteligencia Emocional y gestión del enojo; Licenciada en Ciencias de la Comunicación,investigadora, conferencista internacional, dicta cursos in company; servicios de coach para equipos de trabajo.
Amor y tecnología, nuevo paradigma de las relaciones©
Amor y tecnología, nuevo paradigma de las relaciones© – Lic. Cristina de la Vega = Protegido por Derechos de Autor – Prohibida su reproducciòn total o parcial.
Aprender a decir adios©
Quizás lo más difícil en una relación sea decir adiós. Este paso lleva consigo una carga emocional muchas veces difícil de abordar para quien tiene que decirlo, como para quien tiene que escucharlo. Y por ello en numerosas oportunidades se apela a recursos para evitarnos este dolor. Esos recursos no siempre son los adecuados y no se evita un dolor, sino que por el contrario este se incrementa.
Cuando hablamos de decir adiós. no sólo hablamos de ruptura con una pareja sino también de todo aquello a lo cual estamos ligados y en otros casos aferrados emocionalmente; un trabajo, un grupo social; amigo; parientes. Y es aún más complejo e incomprensible decir adiós a un ser querido que ha fallecido. En todos los casos es algo que muere y hay un mundo que se divide en partes dando lugar a una tarea ardua de querer volver a unir esos pedazos.
Cómo encarar el adiós? Se puede?; cuanto tiempo nos lleva asumir que elegimos marchamos o aceptar que se vayan? Todas y cada una de estas incertidumbres aparecen en nuestra mente cuando comenzamos a transitar el camino del adiós; sin importar donde uno se haya parado en el vínculo. Para algunas culturas como la hindú, el sufrimiento no sólo tienen un sentido sino que adquieren valor positivo. En la cultura occidental no estamos preparados para comprender y aceptar el dolor que ello provoca.
Resulta difícil de entender la muerte y cuando hablo de muerte no me refiero solamente a la muerte como final de la vida, sino cómo una metáfora del final de algo. Esa muerte viene a romper con ese tiempo materializado. Tiempo compartido con el otro, en el sentido lacaniano del otro; como concepción de lo externo; no es otro, sino un reflejo o proyección del yo. Aquello que yo construyo para que justamente el tiempo se materialice y la incertidumbre desaparezca.
Desprendernos de ese reflejo de mi yo, sería como un abandono de mí mismo y por ello cuesta tanto y resulta difícil decir adiós. En realidad lo que habría que analizar o tratar de entender es qué tipo de relaciones construimos; cuanto de nosotros mismo está puesto por una ficción en el otro. En general ocurre que una relación tiende a una demanda incondicional de presencia; el costo es también una demanda incondicional de ausencia y es justamente en la ausencia donde se evoca la carencia; aquello que creímos y fantaseamos que el otro tenía. Es de alguna manera la forma oculta de la demanda de amor. Entonces el odio no es otra cosa más que negar el ser del otro como un ser individual, único e irrepetible y no como un reflejo de mi yo.
Cuando nuestra pareja se expresa como ese ser individual y no la vemos ya como un reflejo de mi yo; es donde aparece la primera expresión de desconcierto; un alguien desconocido. En realidad el otro siempre ha sido como era, sólo que yo he querido ver en él algo de mí, pues esa imagen reflejada me otorgaba la certeza de mi propia existencia. Y entonces porque termina el vínculo? Porque quiero decir adiós?. Porque el otro expresa ahora algo que no soy yo; ahora ese pequeño otro pasa a ser alguien que no puede ser asimilado a través de la identificación y resulta difícil de comprender.
Un vínculo no termina así de un día para el otro, requirió tiempo; sólo que soltar y dejar ir es la parte más compleja de aceptar. Es necesario la toma de decisiones y como se sabe las decisiones están estrechamente vinculadas a las emociones; estas las condicionan, amoldan y modifican. Decir adiós no siempre puede estar vinculado con la despedida total del vínculo; sino que puede también ser principio de otra forma de relacionamiento; otro modelo vincular donde el ser externo de la persona que comparte conmigo pueda ser entendido como ese externo a mi y no como una proyección de mi yo.
Cuando esto puede ser internalizado así, el vínculo se transforma, madura y adquiere un status diferente donde la demanda incondicional de presencia no es motivo de conflictividad; y porque también se ha internalizado que quien tengo en frente o quien se ha marchado se ha liberado y nos ha liberados de las frágiles fidelidades que exige nuestra necesidad de certezas.
Buenos Aires, Octubre 2016.
APRENDER A DECIR ADIOS © 2016 Protegido por Derecho de autor. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización de Lic. Cristina de la Vega
Sentimientos, Emociones y emocionalidad ©
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